Francisco de Goya (Autoretrato) |
Analizando el tema de una
excelente producción cinematográfica española “La Hora de los Valientes” su
personaje central “Manuel” es un joven imbuido de ideales anarquistas por su
militante abuelo republicano, “Manuel” trabaja como celador en el Museo del
Prado, al estallar la guerra civil en 1936, el gobierno instaurado de la
República de España ordena trasladar las obras de arte del museo de Madrid a
Valencia; “Manuel” logra recuperar el autoretrato de Francisco de Goya y en torno
a este acontecimiento surge toda la trama e incidencias de la película, la cual
recomiendo ver al final y cuando tengan tiempo.
Lo que queda bien claro en la
escenificación del drama bélico son los excesos, tanto del extremo republicano
como del lado franquista, y eso es patético en toda guerra civil, el pueblo que
está en medio del conflicto siempre resulta el más afectado, a parte de sus calamidades
y sus muertos, por la afectación del patrimonio artístico y cultural de la
nación que está por encima de los intereses de la diatriba política de su
momento histórico.
Excesos que le son comunes y
sufren por igual la gente aquí y allá, y donde se desarrolle conflictos
armados, víctimas de la guerra, desplazados con repercusión social en los
países que acogen a los refugiados, expatriados y emigrantes. Ejemplos sobran,
pasado y presente, el planeta entero y ahora con mayores efectos y agudizado
por el desarrollo de los medios de comunicaciones que hacen un mundo sin
fronteras.
Si analizamos la película podemos
situar hechos que son muy familiares para nosotros los venezolanos, colas de
personas, racionamiento y escases de medicinas, alimentos y servicios públicos,
y sobre todo nuestros muertos, nuestros mártires, ahora que nos ha tocado vivir
las incomodas consecuencias de un sistema político y sus pretensiones de
imponerse a toda costa, por el hecho cierto y probado de la fragante
intromisión de agentes extranjeros que fundamentan sus reales y desleales
intenciones, allá la soviética injerencia de Stalin, acá la intromisión
Ruso-Putin-Castrista, en uno y otro caso, en la supuesta consecución de ideales y principios pisoteados
a cada paso, por la afrenta de su corrupción y tiránico ejercicio burocrático
del poder y avasallamiento popular.
En el teatro de los conflictos políticos y
sociales, surgen también los trepadores de oficio, los que al fin de cuentas
resultan los verdaderos y exitosos ganadores y vencedores, llevándose la mejor
parte de la miseria humana, éste representado por el personaje “Lucas” la antítesis
de “Manuel” que me hace recordar en Dr. Zhivago al personaje “Victor” parte
esbirro, segundón y escurridizo vividor.
Cuantos son los “Lucas” que se
entrecruzan entre las piernas a los artífices de las revoluciones y conflictos
sociales, valiéndose de su astucia y capacidad mimética de disimular su
sagacidad en búsqueda de escalar política y económicamente, por encima de las
circunstancias y por encima de los valientes, carne de cañón inútilmente
sacrificada.
Cuantos son los “Manuel”
soñadores ingenuos y febriles, entusiastas de ideales puros y sublimes, en los
epicentros de las protestas populares, rebeliones y conflictos, buscando
redimirse y buscando para su gente mejores condiciones de vida y existencia,
buscando para su país la ansiada libertad.
De Francisco José de Goya y
Lucientes, conocemos su vida y obra, le tocó su pedazo de azarosa existencia
durante la ocupación Napoleónica de España, y supo captar en sus lienzos y
bocetos, todo el dramatismo de la guerra y sus secuelas, como testimonio para
toda una humanidad compungida ante el peligro eminente de la opresión que sobre
ella pesa cual Espada de Damocles.
En América del Sur especialmente, tenemos nuestro propia Espada de Damocles, se están jugando sus pueblos su suerte entre la democracia y la tiranía, y sus
pueblos deben saber defender su preciada libertad, frente a las francas y
develadas intenciones de “quienes”
pretenden colocarse y hacer de Venezuela la cabeza de playa para propagar por
el continente conflictos político-sociales al mero estilo de nuestra querida
Venezuela, entendiendo que tal cual decía nuestro poeta inmortal Andrés Eloy
Blanco: -La Democracia está de pie en la encrucijada de las más trágicas
codicias.
JLReyesMontiel.